«Nos encontrábamos en la quinta hora. Él estaba perdido, destrozado, sin la menor posibilidad. Yo lo sabía y él lo sabía. Pero seguía allí, sentado (durante casi una hora), calculando, calculando ¡y calculando! Su voz interior gritaba. Estaba pálido como un muerto, pero su energía lo atravesaba como si fuesen millones de voltios. Podía sentirla, aplastándome a lo largo y ancho del tablero. Puedo decir que eso ejercía cierto efecto… Si fuesen cinco o diez minutos, pero… ¡una hora! Al final era yo la víctima de mis gritos interiores. Cuando te enfrentas a Bobby, no se trata de ganar o perder. Se trata de sobrevivir.»
BORIS SPASSKY
(tras derrotar a Fischer en la Olimpiada de Siegen 1970).
Anonymous 09:24, octubre 23, 2014
No conocía esta anédocta en particular. Pero coincide con otros testimonios de como Fischer encajaba las derrotas. No es de extrañar que dejase el ajedrez con sólo 29 años; para evitar correr el riesgo de pasar por estas situaciones. De todos los campeones mundiales, probablemente sea el que más en serio se tomaba el ajedrez.
Antonio Miguel.