ajedrez, diciembre 26, 2016

Historia del ajedrez (24): Bibbliografía y referencias literarias

Bibliografía

Durante los dos primeros siglos del califato abásida, sólo el mundo árabe exhibió la necesaria pujanza intelectual para producir ideas originales, tanto en filosofía, como en las ciencias o la literatura.

En el año 988 d.C. Ibn Ishaq al-Nadim compiló una gran obra filosófica, el Kitab al-fihrist, que incluye una sección consagrada a los autores de libros de ajedrez.

Éstos son los autores que escribieron libros sobre ajedrez:

AL-ADLI (1) Escribió Kitab ash-shatranj (Libro del ajedrez). También escribió Kitab an-nard (Libro del nard).

AR-RAZI. Era de fuerza equivalente a al-Adli. Solían jugar entre ellos antes del Califa Mutawakkil (847-862 d.C.). El libro Latif fish-shatranj (Elegancia en ajedrez) es obra suya.

AS-SULI. Abu-Bakr Muhammad b. Yabya, quien ya ha sido mencionado. Escribió Kitab ash-shatranj (primer libro) y Kitab ash-shatranj (segundo libro).

AL-LAJLAJ. Abul-Faraj Muhammad b. Obaidallah. Lo he conocido. Fue a Shiraz, a la corte del rey Adudaddaula (que gobernó en 949-976), y allí murió en el año 360. Era un jugador excelso y uno de sus libros es Kitab mansubat ash-shatranj (Libro de posiciones y problemas de ajedrez).

  1. ALIQLIDISI. Abu Ishaq Ibrahim b. Muhammad Salih. Está considerado uno de los jugadores más brillantes. Escribió Kitab majmufi mansubat ash-shatranj (Colección de problemas de ajedrez).

En una bibliografía posterior, Kashf az-zunun fi asamil-kutub wal funun (1658), de Haiji Khalifa, se cita otro autor:

Kitab ash-shatranj, por los autores Abul-Abbas Ahmad b. Muhammad as-Sarakhsi, el médico, que murió en el año 899, Yahya b. Muhammad as-Suli, y un autor posterior, que escribió en persa y se jacta, no sin arrogancia, de que era el mejor jugador en nuestros tiempos y en todo el mundo. Diseñó la forma del tablero y diseñó las piezas y enumeró los autores que anteriormente habían escrito sobre el juego.

An-Nadim parece sugerir que no había podido descubrir el nombre propio de al-Adli, y como en obras posteriores se le cita como Abul-Abbas Ahmad al-Adli, su nombre, idéntico al de as-Sarakhsi hace pensar que puedan haber sido la misma persona. Pero esta hipótesis se encuentra con algunos problemas cronológicos.

  1. Arabshah, el biógrafo del gran Tamerlán, en su digresión acerca de los jugadores de ajedrez de la Corte, se refiere a otra obra de un contemporáneo de Tamerlán (quien murió en 1405).

Aladdin Tabrizi, normalmente llamado Ali ash-Shatranj, ha compuesto un tratado sobre el juego del ajedrez y sus situaciones.

Poemas y referencias literarias

Existen numerosos poemas de poetas árabes, incluso famosos, dedicados al ajedrez. Murray cita como los más largos Urjuza shiriya, de Abu Yala Muhammad b. al-Habbariya (que murió en 1100) y el Urjuza fish-shatranj, de Ahmad Bek al-Kaiwani (+1760), que han sido copiados y transcritos en diversas obras.

As-Suli editó varios poemas sobre ajedrez de estos tres poetas: Abu Nowas (+806), b. ar Rumi (+896) y b. al Mutazz (+908). También había otros que han tratado el tema, como Abu Firas (+968), ar-Ramadi (+1012), un poeta, éste, arabe de España, y b. Waki (+1003), poeta egipcio.

Ya desde entonces el ajedrez era un territorio especialmente fructífero para la creación de imágenes, símiles y metáforas, además de ciertos malabarismos lingüísticos. El doble significado de la palaba persa rukh (torre de ajedrez y mejilla), por ejemplo, sugirió posibilidades poéticas y llevó el ajedrez al terreno amoroso. Al-Mutanabbi (+354), por ejemplo, dice en uno de sus poemas:

Otros corazones que el mío serán objeto de afecto

Otros dedos que los míos serán portadores de torres.

También hay versos de varios poetas persas. Por ejemplo, Kamal:

Cuando mi amada aprendió a jugar el ajedrez de la crueldad

En el mismo comienzo de la partida su dulce mejilla (rukh) cautivó mi corazón

(…)

Esa mejilla (rukh) suya ganaría a los mejores jugadores de ajedrez del mundo

[por su belleza

Aunque cada uno de ellos contase con una torre (rukh) de marfil

O de Unsuri (+1040) sobre su protector, Mahmud Ohazni:

El monarca jugó al ajedrez con un millar de reyes por el reino

Y a cada uno le dio jaque mate de distinto modo

Pero no todo es galantería y graciosa admiración. El gran poeta persa Omar Jayyam (+517) escribió un famoso cuarteto, integrado en su obra los Rubaiyat:

Esta vida es un tablero de ajedrez de negras noches y blancos días

En el que el Destino juega con los hombres como piezas

Que se mueven a su capricho sin orden ni concierto

Y uno tras otro al estuche van de la nada sin nombre

Ath-Thaalibi (+1038) incluyó, en su Kitab al-lata’if waz-zara ‘if fi madh al-ashya waaddadha  una breve selección de pasajes, en los que se alaba y denigra al ajedrez. Allí se encuentran, por ejemplo, unos versos célebres de ibn Mutazz, muy repetidos en los libros de ajedrez:

Oh, tú, cuyo cínico gesto

Censura nuestro favorito ajedrez

Debes saber que su conocimiento es ciencia en sí

Que jugarlo nos distrae de la pena

Alivia la inquietud del amante ansioso

Impide que el borrachín beba en exceso

Aconseja a los guerreros en su arte

Y cuando los peligros amenazan y se ciernen

Sobre nosotros cuando más lo necesitamos

Acude como buen compañero en nuestra soledad

De muy distinto propósito y contenido son las expresiones, incluso recogidas por importantes autores, que los jugadores pronuncian habitualmente durante la partida, a modo de mofa. Estas pullas o burlas son características del ajedrez y, desde luego, también lo eran de la vida social en el tiempo de los califas abásidas. Al-Masudi, por ejemplo, escribe:

Los jugadores de ajedrez emplean diferentes tipos de bromas y pullas, con intención de distraer o desequilibrar al adversario. Muchos sostienen que de esa forma se incita al contrario a jugar, restándole así el recurso de una mesurada deliberación. Se han comparado con los improvisados versos que los guerreros emplean al encontrarse con el enemigo, o con los que pronuncian los conductores de camellos, durante la lenta marcha de éstos. (…) Son de tal modo parte integrante del jugador, como lo son el sonido y los versos improvisados del guerrero. Se han compuesto muchos versos describiendo esas pullas. Por ejemplo, a propósito de un jugador:

Más caliente que el carbón encendido se torna el jugador burlado

¡Cuántas veces los jugadores débiles se han valido de estas tretas!

 

Al-Masudi transcribe igualmente descripciones de la partida que le parecen de especial interés por su estilo y elegancia.

El cuadrado plano con su roja superficie se sitúa entre dos amigos

[de reconocida amistad

Rememoran los recuerdos de guerra en una imagen de la guerra,

[pero sin derramamiento de sangre

Éste ataca, éste defiende, y la lucha entre ellos nunca languidece

Observa con qué estrategia los jinetes cabalgan entre ambos ejércitos

[sin trompetas ni estandartes

 De los muchos pasajes del mismo estilo, notable por la elegancia y la nitidez de las descripciones, cito igualmente éste de Abul-Hasan b. Abul-Baghal al-Katib, quien no sólo se distinguió como escriba y agente del gobierno, sino que también fue famoso por su juego inteligente y refinado.

El jugador diestro sitúa sus piezas de tal forma que el hombre ignorante

[nunca puede descubrir sus consecuencias

Prevé las sorpresas del futuro con la seguridad del hombre sabio frente

[a las banalidades cotidianas

Y así sirve a los intereses del Sultán, mostrándole cómo prevenir el desastre

Ya que la estrategia del tablero de ajedrez para un hombre experto es

[la misma que en el campo de batalla

Todas estas alusiones al ajedrez son importantes, porque ponen de manifiesto la extraordinaria popularidad del juego entre los musulmanes, por más desconfianza que, a lo largo de su historia, pudiese suscitar a los juristas mahometanos.

(1) El autor no menciona el nombre propio de los dos primeros.

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