943. EL CAMPEONATO MUNDIAL DE 1948 Y EL PRIMER INTERZONAL
El Campeonato Mundial de 1948
Tras la muerte de Alekhine (abril de 1946), la FIDE decidió tomar cartas en el asunto del título mundial.
La forma de resolver la cuestión no era fácil porque, para empezar, habían transcurrido nueve años desde la disputa del último match por el Campeonato, lo que, sumado a los tiempos de incertidumbre ocasionada por la Segunda Guerra Mundial, no contribuía a facilitar las cosas. Pero un factor que sí propició el protagonismo de la Federación Internacional fue que Max Euwe (en teoría, el subcampeón del mundo, si nos atenemos a un estricto legalismo) apoyaba incondicionalmente esa intervención, a fin de conferir a la organización del campeonato mundial un carácter democrático.
En el Congreso de 1947, la FIDE debatió la cuestión esencial del formato o de la sucesión al trono. Algunos delegados propusieron que se designara oficialmente campeón del mundo a Euwe. Los norteamericanos propusieron un match entre el gran maestro holandés y Samuel Reshevsky. Finalmente, se aprobó convocar un match-torneo entre los seis mejores jugadores del momento, a juicio de los expertos. En principio, dos plazas serían reservadas a los vencedores de los torneos de Groninga y Praga, ambos celebrados en 1946.
Como ya sabemos, Botvinnik fue el vencedor del torneo de Groninga, mientras que en el torneo de Praga se impuso Miguel Najdorf, pero aquí intervinieron algunas circunstancias que desnaturalizaron al evento, como la no participación, en última instancia, de jugadores soviéticos, ni tampoco de Savielly Tartakower. En consecuencia, con buen o mal criterio, la FIDE decidió retirar la invitación al vencedor.
Tras la pertinente consulta a los expertos, quedó decidido que los seis nominados para disputar el título mundial serían los soviéticos Mijaíl Botvinnik, Paul Keres y Vassili Smyslov, los norteamericanos Reuben Fine y Samuel Reshevsky, y el holandés Max Euwe. Pero Fine rehusó la invitación, alegando que estaba preparando su tesis doctoral sobre Psicología (más tarde daría otras tres o cuatro explicaciones diferentes). De modo que la competición quedó limitada a cinco contendientes.
El torneo se disputaría a cinco vueltas, del 2 de abril al 16 de mayo de 1948. Las dos primeras tendrían lugar en La Haya y las tres restantes en Moscú.
Después de la primera vuelta, Botvinnik lideraba, con 3,5 (de 4), con un punto de ventaja sobre Reshevsky. Al finalizar la fase de La Haya, Botvinnik había incrementado su ventaja: era primero, con 6 puntos, seguido de Reshevsky (4,5), Keres y Smyslov (4) y Euwe (1,5). En algunas partidas el campeón ruso había causado fuerte impresión, como, por ejemplo, la forma en que consiguió darle la vuelta a su partida con Reshevsky.
En la tercera vuelta (primera de Moscú), el GM estadounidense se tomaría cumplida revancha, pero Botvinnik ganó las tres partidas restantes, mientras que Reshevsky perdía ante Keres y Smyslov.
En la cuarta vuelta Botvinnik afianzó su posición de líder, al derrotar a Reshevsky y Keres, con tablas en las otras dos partidas, situándose así con 12 puntos, seguido a gran distancia de Smyslov y Reshevsky, con 8,5. Keres sumaba 6,5 y Euwe 3,5. Su ventaja era tal que unas simples tablas le bastaban al maestro soviético para proclamarse campeón del mundo.
Al iniciarse la 22ª ronda no cabía un alfiler en la Sala de Columnas, en la Casa de los Sindicatos, y la partida que acaparaba la atención del público era la que enfrentaba a Botvinnik y Euwe, primero contra último clasificado. Botvinnik, cosa natural, apenas podía contener su emoción. En sus memorias escribió, a propósito de aquel encuentro:
«Juego con blancas contra Euwe. Después de las jugadas de apertura, la posición se simplifica. Propongo tablas, pero mi oponente las rechaza. De acuerdo, pensé, juguemos. Los nervios le fallaron a Euwe, y entonces aceptó las tablas. Hubo un estruendoso aplauso en la sala. El nuevo campeón era un jugador soviético. No era el éxito de un jugador individual, sino de toda una generación de jugadores.»
Le preguntaron a Salo Flohr cuál era el punto fuerte de Botvinnik, y respondió: «¡Que sitúa sus piezas en las mejores casillas! ¡Y sólo él sabe cuáles son esas casillas!»
La clasificación final fue: 1. Botvinnik (14 puntos); 2. Smyslov (11); 3-4. Keres y Reshevsky (10,5); 5. Euwe (4).
La competición dejó claro que el vencedor era un campeón fiable, que Smyslov y Keres eran figuras en ascenso y que los tiempos de Euwe habían pasado.
(continuará)
De HISTORIA DEL AJEDREZ, por A. Gude.
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