A VUELTAS CON KUBRICK
El año pasado publiqué en la revista JAQUE un extenso artículo, El rubro de Kubrick, cuya idea central era analizar la relación del cine de Kubrick con el ajedrez, puesto que era un conocido aficionado.
El espacio no me permitió incluir algunas de las citas biográficas que hubieran sido de interés para los lectores, en tanto que relacionadas con el ajedrez.
Incluiré aquí algunas referencias de la excelente biografía de John Baxter, STANLEY KUBRICK (T y B Editores, 1999), traducción de Mónica Rubio.
Capítulo 2, p. 18
«De adulto apenas hablaba de su madre o de su hermana, pero es evidente que su padre fue el origen de los principales elementos que formaron su carácter. Jack Kubrick le regaló su primera cámara y le enseñó a jugar al ajedrez.»
P. 20
«En septiembre de 1941 Kubrick volvió al Bronx y a la escuela 90 para hacer su último año de instituto. California no parecía haberle encantado, como esperaba su padre, lo que confirmó su desilusión hacia su hijo. Esperando encontrar algo que estimulase su imaginación, le enseñó a jugar al ajedrez, por el que Stanley mostró una inesperada pasión que continuaría durante el resto de su vida.»
Capítulo 3, pp. 32-33
«El ajedrez siguió siendo un interés absorbente para Kubrick y el Village ofrecía innumerables posibilidades de jugar. Casi inmediatamente después de haberse marchado de casa, Kubrick reunió cincuenta dólares para unirse al Marshall Chess Club, en el 23 de la Calle 10 Oeste. El ex campeón de ajedrez de Estados Unidos, Frank Marshall, dirigía el club desde una casa de piedra marrón unifamiliar, que un grupo de amigos le había comprado para que se retirase. En el comedor, semejante a un salón de baile, lleno de ordenadas filas de mesas de ajedrez, se crió toda una generación de grandes maestros americanos. Cuando los tiempos mejoraron un poco, Kubrick se unió al más selecto Manhattan Chess Club, situado en la parte alta de la ciudad, en el 100 de Central Park South, frente al Hotel St. Moritz.
Alan Kaufman, actual director ejecutivo de la Federación Estadounidense de Ajedrez, era un joven miembro del Marshall Chess Club a principios de los cincuenta y amigo de Kubrick. A ambos les encantaba su elitismo. ‘Considero el ajedrez como una especie de religión –dice Kaufman–, y aquello era un templo de la religión: la gente que acudí eran correligionarios. Los clubes de ajedrez suelen reorganizar a la gente que acude. Se les coloca según su capacidad. No hay diferencia entre viejos y jóvenes, ricos o pobres, cultos o incultos, limpios o sucios. Ocupas tu lugar en la jerarquía según sea tu capacidad para jugar al ajedrez.’
Kubrick aceptó encantado esta estricta meritocracia. La mayor parte de las veladas jugaba en el Manhattan o en el Marshall. Por las mañanas y a primera hora de la tarde, cuando los clubes estaban cerrados, recorría bares y cafés donde algunos viejos se inclinaban sobre los tableros en unas cuantas mesas del fondo. A veces miraba las partidas rápidas o skittles, que se jugaban por apuestas de 25 centavos en Washington Square o en establecimientos como la Academia de Ajedrez y Damas de Nueva York, en la Calle 42, más conocida como ‘la casa de las pulgas’.»
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Anonymous 16:29, diciembre 15, 2011
La partida de ajedrez que se registra en «2001 Odisea en el espacio» corresponde a la jugada entre dos «desconocidos» en 1910:Roesch y Schlage
Juegan blancas y el dialogo es como sigue:
Frank: “La reina se come el peón”
HAL: “el alfil se come el peón de caballo”
Frank: “Vaya jugada, torre a uno rey”
Hal: “Lo siento Frank, creo que se equivoca, reina a tres alfil, alfil come reina, caballo come alfil, mate”
Frank: “Ya, parece que tienes razón… Si señor”
Hal: “Gracias por una partida tan agradable”
Frank: “Oh, De nada”
Jairo