Desde hace algunos meses se venía rumoreando que Gary Kasparov podría haberse convertido en entrenador del GM Hikaru Nakamura, a iniciativa del multimillonario y promotor de ajedrez Alex Sinquefield, que preside el Club de Saint Louis, cuya gran figura es precisamente Nakamura, liderando a un grupo de jugadores destacados.
Ahora ambos, Kasparov y Nakamura, lo han confirmado en sendas declaraciones públicas.
En una reciente entrevista de ‘New in Chess’ (nº 2011/6), con Dirk Jan ten Geuzendam, dice Nakamura:
«Desde hace mucho sabía que aceptaría la oferta (de Sinquefield), simplemente porque hay momentos y oportunidades que no siempre surgen y, desde luego, tener la oportunidad de trabajar con quien considero el más grande de la historia no es algo que se pueda despreciar.
Se le pregunta qué impresiones guarda del torneo de Wijk aan Zee (Tata Steel) que, como todo el mundo sabe, ganó brillantemente…
«Ya había comenzado a trabajar con Gary, y todo lo afronté, digamos, más fresco que antes. Me sentía con una gran confianza y muy bien durante todo el torneo, y creo que esa fue una de las razones por las que lo gané.
Muchas de las aperturas que jugué allí las habíamos preparado en la sesión de Nueva York… Jugué, por ejemplo, una variante concreta de la Nimzoindia (con Cc3 y Cf3 en, al menos, tres de las cuatro partidas), y a ella debo mi victoria de la primera ronda contra Grischuk. También lo jugué contra Anand y Ponomariov. De modo que mi preparación de aperturas fue una combinación de bases de datos y la sesión con Gary de Nueva York.»
¿Cuándo se enteraron sus colegas de la colaboración entre Kasparov y usted?
Creo que fue, más o menos, por el tiempo en que se jugó el Melody Amber de Mónaco y, desde entonces, se corrió la voz.
Creo que Gary y yo se lo dijimos a alguna gente. Quiero decir que es inevitable (…) Creo que fue una sorpresa para muchos mi resultado en Wijk aan Zee.
Nakamura descartó participar este año en el Campeonato USA, porque así se lo aconsejó Kasparov.
La segunda sesión de entrenamiento tuvo lugar en abril, otra vez en Nueva York. Luego participó en el Torneo de los Reyes, en Bazna (Rumanía).
«Hoy la información es enorme para todos, pero cuando tienes acceso a una base como la de Kasparov (con 17.000 partidas minuciosamente comentadas por el excampeón del mundo y sus analistas), creo que, ciertamente, eso me sitúa en ventaja. Al menos tengo la certeza de estar jugando las mejores aperturas.»
Nakamura, según el entrevistador, trata de conciliar su natural inclinación al juego agudo, con la solidez posicional. ¿Cómo lo consigue, si es que lo ha conseguido?
«Bueno. No debería dar este ejemplo, porque soy parcial al respecto, pero tomemos a Grischuk. Hace tablas en cada partida de la Copa del Mundo. Creo que es porque se ha resignado y admite que ciertas aperturas conducen a tablas y que, por tanto, la partida debe terminar en tablas. Es muy fácil entrar en esos estados mentales, y si lo haces tus resultados van a empeorar considerablemente, porque no tienes confianza en ti mismo. Estoy de acuerdo en que cada vez es más difícil ganar partidas, porque los jugadores son cada vez más fuertes y están mejor preparados. Pero si te fijas en los mejores, puedes ver que siguen ganando con ambos colores y mientras eso ocurra seguirá habiendo un montón de partidas emocionantes. Pero hay que creer en que puedes ganar.»
«A veces, parece que elige el camino difícil…»
«Decidí jugar en Reggio Emilia, aunque se me aconsejó que no lo hiciera (…) He tomado muchas decisiones erróneas en mi vida, aunque siempre quise tomar la decisión correcta. (…) En este caso, por ejemplo, creo que tomé la decisión que debía tomar. No voy a jugar contra mi instinto. Simplemente, voy a jugar.»
Hikaru Nakamura es un gran jugador. Lo demuestran sus partidas y el hecho de que se encuentre entre los diez mejores del mundo. Pero recientemente ha tomado algunas decisiones frívolas, que hacen pensar si está o no firmemente determinado a cumplir el objetivo que él mismo (dice) se ha fijado: convertirse en el número uno del mundo. Para eso necesita una determinación ciega y obsesiva, que su entrenador ciertamente tenía.
Pero Nakamura se distrae mucho del objetivo.
Quiere divertirse.
Conocida es su enorme afición al Blitz, y más que al Blitz, al ‘bullet’ (partidas de un minuto por jugador), modalidad de la que es el rey en ICC, bajo el nick Smallville (ya saben: la ciudad de Superman).
En una nueva sesión, programada para el verano en Croacia, le dio calabazas a Kasparov. ¿Razón? Prefirió participar en un torneo de póquer.
Sus mensajes de Twitter tampoco tienen desperdicio.
Un día que perdió, en Moscú (Memorial Tal), vino a decir algo así: «No importa. Hoy es viernes y la noche moscovita está llena de chicas.»
Es lícito divertirse. Es joven. Pero un campeón no puede perder tanto tiempo en distraerse de sus objetivos.
Y, por el momento (pienso como Carlsen) hay varios jugadores más fuertes que él, así que no puede dormirse en los laureles (ni en Las Vegas).
El tiempo nos ilustrará.
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Devi 02:04, diciembre 02, 2011
Un secreto a voces! :)