literatura, diciembre 15, 2013

DADOS A LA DERIVA (5)

11
 
 
–Va a comenzar un Campeonato del Mundo en el que usted sale malparado en las apuestas y en la opinión pública. ¿Cree que podrá recuperar el título que perdió hace más de 15 años?
No pienso en ello, simplemente juego. Es mi vida. Enfrentarme al tablero es lo único que sé hacer bien. Por otra parte, permítame que le corrija: yo no perdí el título mundial. Sencillamente, lo dejé, a la vez que el ajedrez de competición.

–¿No es un lastre su edad?
–Seguramente. La vida, la edad siempre son un lastre.
–¿Cuál es su definición del ajedrez?
–No la tengo. Hay muchas formas de definir el ajedrez, todas ellas insuficientes. La que más me gusta le gustará a usted: el desafío contra uno mismo. Dele las gracias a Gligoric.
–¿Quién es el mejor jugador de todos los tiempos?
–El mejor jugador de todos los tiempos será el que gane el campeonato del Más Allá entre los considerados «mejores de todos los tiempos».
–¿Cree usted en el Más Allá?
–No.
–Pero podría decirnos cuál es su jugador preferido…
–Le diré cuáles son los más interesantes: Bronstein, Fischer y Tal.
–¿Y qué nos dice del campeón?
–El campeón, con su enorme talento, no pasa de ser una máquina perfecta de evaluar variantes: la tecnología y la memoria al servicio del ajedrez deportivo.
–Usted no destacó mucho de joven. Sus grandes resultados comenzaron cuando se encontraba en la treintena. ¿Por qué?
–Verá usted… Cuando me fui de Riga tuve que hacer tabla rasa de lo que había dejado atrás y me vi obligado a ganarme la vida como estibador en los muelles de Oslo y Hamburgo. En esa época mi ajedrez era demasiado alegre… Atacaba, sin importarme mucho las consecuencias… Cuando decidí hacerme profesional del ajedrez, mi filosofía cambió. Ahora, cuando un contrario me presiona demasiado y mi posición no es muy cómoda, aprieto los dientes, hago acopio de todas mis energías e ingenio y me digo para mis adentros: «¡Este tipo quiere que vuelva a los muelles!».
–¿Hay mafias en el ajedrez?
–¿De dónde es usted?
–De Nueva York.
–Entonces le remito a aquella película de Humphrey Bogart, ‘Mas dura será la caída’.
–¿Por qué sigue usted jugando?
–¿Por qué vive y sueña usted?
–¿El ajedrez que se juega hoy es superior al de la época de Capablanca?
–El ajedrez de hoy es más perfecto que nunca, pero también más frío.
–Pero en otras épocas…
–En otros tiempos los ajedrecistas vivían la sensación de jugar. Supongo que La Bourdonnais o Anderssen o Marshall se divertían jugando. Steinitz, sin embargo, no: fue la prolongación del sufrimiento iniciado en Morphy. Ya sabe: el sino. Quería demostrar cosas. Steinitz fue el primer profesional auténtico.
–¿Le gusta a usted leer?
–Hay libros que me gustan.
–¿Nos puede mencionar alguno?
–‘El Quijote’, ‘Las almas muertas… Nabokov y alguna poesía.
–¿Qué opina de las computadoras de ajedrez?
–¡Ah, las maquinitas! Las computadoras matarán lo poco que nos queda de creativo. Por otra parte, son unas deliciosas criaturas con las que se puede disfrutar mucho, refutando sus «concepciones».
–Perdóneme por insistir en la pregunta: ¿Piensa ganarle al campeón?
–No, no pienso.
–¿Esa respuesta no es un poco decepcionante para el público?
–Quizá… Mire usted, yo respeto al público cuando me siento ante el tablero. Procuro crear, dar espectáculo, luchar… Pero no me pida que sea también un embaucador, porque ése no es mi papel.
–Se lo preguntaré de otra forma: ¿puede usted ganarle?
–De eso no hay duda.
–¿Cómo ve el final del Campeonato del Mundo en Nueva York?
–Ya que insiste tanto, le voy a dar un titular: el veterano escéptico palizará al actual campeón. Lo demás será un atractivo circo para los espectadores, marketing y apuestas incluidos.
–¿Qué haría si supiese que le quedan 24 horas de vida?
–Una pregunta muy original… Veamos, si me sitúo en esa penosa circunstancia, no creo que lo lamentase demasiado… Procuraría estar cerca del mar, en compañía de un borgoña blanco y quizá de alguna música querida, como las ‘Bachianas brasileiras’. Y pensaría en mi hija.
–¿Cree usted que el ajedrez es eterno?
No lo creo: lo sé.
 
 
12
 
Nueva York, 1º de mayo. Titulares de prensa:
 
«Se reanuda el Campeonato Mundial de ajedrez.»
 
«Después de cinco partidas, domina el campeón por 3-2»
 
«El veterano Steiner no está haciendo mal papel»
 
«Mañana veremos el mejor ajedrez del mundo»
 
«¿Puede ser campeón un hombre de 51 años?»
 
«El Yankee Stadium se convierte en el santuario del ajedrez mundial»
 
Nueva York, 11 de mayo. Titulares de prensa:
 
«Fantástica victoria de Steiner en la novena partida»
 
«Tablas en la cumbre: 4,5-4,5»
 
«Exhibición de las que hacen época»
 
«El campeón puede perder»
 
«Estrategia de terciopelo».

«¡Increíble! ¡El campeón contra las cuerdas!»

«Mañana es el fin: ¿Jaque mate a quién?»
 
(continuará)
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