FISCHER SOBRE EL TORNEO DE CURAÇAO 62
Después de su brillante actuación en el Interzonal de Estocolmo, donde conquistó un dominante primer puesto, con 2,5 puntos de ventaja sobre Geller y Petrosian, Fischer estaba convencido de que triunfaría en el Torneo de Candidatos de Curaçao, que se celebraría unos meses después. Pero sus ilusiones no se materializaron, y sólo pudo ser cuarto, con 14 puntos (a 3,5 del vencedor, Petrosian). Poco después publicaría un famoso artículo, en Sports Illustrated, la revista norteamericana más importante del mundo del deporte. El artículo lo reproduciría LIFE (véase imagen de la mitad de la primera página). Aunque tengo el original en mi poder, no dispongo del ejemplar íntegro y, por tanto, lamentablemente, no puedo datar con exactitud el número. Como el torneo de Curaçao finalizó el 26 de junio, calculo que el artículo debe haber sido publicado en agosto o setiembre de ese año. Reproduzco, a continuación (en dos partes), el texto íntegro (de la edición en español de LIFE):
CÓMO CONTROLA EL AJEDREZ LA URSS
Por Bobby Fischer
El Torneo Internacional de Candidatos, que reúne a los aspirantes al campeonato mundial de ajedrez, celebrado este año en Curaçao, me convenció de que el control ruso del juego ha eliminado toda posibilidad de competencia leal. El sistema implantado por la Federación Internacional de Ajedrez, organismo mundial máximo del juego-ciencia, garantiza que el campeón mundial siempre sea un ruso, ya que sólo los rusos pueden ganar el torneo preliminar en que se clasifica el retador al campeón. Y es que ellos han dispuesto que así sea. En lo que a mí respecta, que se salgan con la suya, pues nunca más participaré en esos torneos.
Se me ha dicho que es una decisión difícil, porque significa que abandono mis esperanzas de conquistar el título mundial. La verdad es que mientras subsista el sistema actual ni yo ni ningún ajedrecista de los países occidentales podrá ganar el campeonato. No ha sido pues una decisión difícil. Pero sí es difícil explicarla. Digo esto porque todo lo que declare yo, o cualquier jugador occidental, podrá tildarse de excusa por no haber superado a los rusos en Curaçao. Todo perdedor que trate de explicar por qué no ha ganado el título mundial, o que insista en que el sistema en vigor hace imposible la competencia en igualdad de condiciones con los rusos, correrá el peligro de ser acusado de envidioso. Se ha dicho que es sólo necesario ganarle a los rusos varias veces para que éstos pierdan su dominio internacional del ajedrez.
El problema no es tan sencillo. Si parezco un envidioso espero que la exposición de los hechos borre esa impresión. Empecé a jugar ajedrez hace 11 años, cuando tenía 8. En 1959 me clasifiqué para el Torneo de Candidatos, que ese año tuvo lugar en Yugoslavia. El ganador le disputaría el título al campeón mundial, Botvinnik. Participaban ocho jugadores, cuatro de ellos rusos. Terminé empatado en quinto lugar, después de los cuatro rusos. En los tres años que mediaron hasta el siguiente Torneo de Candidatos aproveché todas las oportunidades de jugar con los rusos. En cada caso derroté a aquéllos con quienes había jugado en Yugoslavia (que participaron posteriormente en el torneo de Curaçao). También los superé en los torneos en que nos habíamos inscrito. En Estocolmo, por ejemplo, les gané por una ventaja de 2,5 puntos, y en Bled, Yugoslavia, me impuse a los cuatro participantes rusos, por un margen de 3,5 puntos a 0,5. Es decir, en mis juegos con los cuatro soviéticos gané tres partidas e hice tablas en la otra.
Pero entre 1959 y 1962 se hizo más abierto el manejo ruso del Torneo de Candidatos.En Curaçao ejercieron un dominio evidente. Hubo arreglos previos descarados entre los rusos, de hacer tablas entre sí, con lo que cada uno se anotaba medio punto. Petrosian, el ganador del torneo, se anotó de esta manera 5,5 puntos de su total de 17,5. Y hay más. Durante las partidas, los jugadores rusos se consultaban. Las veces que me tocaba jugar con un ruso, sus compañeros se acercaban a la mesa y comentaban las jugadas. Luego se mofaban cuando yo me quejaba a los árbitros del torneo. Los rusos, en fin, jugaban en equipo.
El problema actual en el ajedrez internacional se remonta a los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. En marzo de 1946, cuando falleció en Lisboa el campeón Alexander Alekhine, no existía un sistema bien definido para encontrar al sucesor. Con anterioridad, el mismo campeón decidía con quién iba a jugar. Era un proceder injusto, porque el campeón podía negarse a hacerlo con un rival con posibilidades de ganarle el título. En general, el problema tenía que ver también con dinero. Si el retador no lo tenía en suficiente cantidad como para tentar al campeón, no llegaba a jugar con él. Repito, era un proceder injusto a veces, pero que no carecía de cierta lógica. Ahora ni con dinero puede uno desafiar al campeón.
En vez de dinero los rusos emplean la propaganda como incentivo para la retención del título, y el sistema de que se valen no tiene sentido. Personalmente, estaría dispuesto a jugar en cualquier momento con Botvinnik y dejaría a su discreción el tiempo y lugar, así como la suma de dinero que nos disputaríamos. Es más, me atrevería a darle una ventaja de 2 puntos en un match a 24 partidas. No es por vanidad que digo que triunfaría con facilidad: Botvinnik ya ha sido campeón demasiado tiempo, su reino perpetuado por el sistema que se emplea para escoger a los aspirantes, y ya no tiene la talla de un campeón mundial.
El torneo para escoger al sucesor de Alekhine se verificó en Moscú, en 1948, con la participación de cinco jugadores, tres de ellos rusos1. Botvinnik ganó el torneo y el título mundial, pero no por un margen tal que permitiera suponer la superioridad permanente de él y sus compatriotas. La ventaja de Botvinnik hubiera sido aún menor (y posiblemente no hubiera existido) de no haber ocurrido que otro ruso, Paul Keres, perdió todas las partidas que jugó con él. Así que desde un comienzo cabía la suposición de que la superioridad numérica de los rusos en los torneos de candidatos era decisiva. Pero al principio no se escucharon muchas críticas.
(continuará)
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1 Aquí Fischer parece tendencioso, por omisión. Al decir que se jugó sólo en Moscú (y no mencionar a La Haya , donde también se jugó) enfatiza en el favoritismo a los rusos. Lo mismo al hablar de cinco jugadores, «tres de ellos rusos». Esto es cierto, pero en realidad, los invitados eran seis: el faltante Fine debía completar la nómina, con lo cual serían dos norteamericanos: él y Reshevsky. Pero Fine se autoexcluyó. AG.
fabio fernando fusco 16:12, marzo 02, 2014
Creo, en mi humilde opinión, que no es humilde, sino humildísima, que el sistema era enormemente más justo que el anterior, sin duda alguna.
Ya que si él hubiese ganado todas, o casi todas sus partidas, no habría discusión, y todo sin necesidad de poner un dólar.
Ahora bien, el tema de la consulta, sobre todo NO con cualquiera, sino con grandes de la èlite, éso sí que es grave, gravísimo. Era el tema a atender. Lo otro es lo que pasa y pasará siempre, en todas las disciplinas, invariablemente. Hasta que seamos mejores.
Quiera Dios.
Alfredo 15:50, noviembre 23, 2023
El problema radica , que di 4 jugadores de un país, hacen tablas entre ellos , sin luchar y juegan y se ayudan en grupo es difícil istmo ganar , por que al hacer tablas acordadas entre ellos se reservan , física y mentalmente para jugar con otro rival cuando le toque , a parte que al hacer tablas entre ellos nunca ninguno de los 4 pierde , pero en fin , solo los que han jugado torneos entienden esas artimañas
Anonymous 06:55, agosto 21, 2013
Fischer estaba acertado en que el sistema de 1962 era malo. Al mismo tiempo, sugería que con otro, él hubiese ganado. Pero esto último es poco creible, porque el norteamericano jugó más bien mal en aquel certamen. Lo que era lógico, pués sólo tenía 19 años, una edad que no es la mejor para tener opciones realistas de alcanzar la corona mundial.
Por cierto, seguimos sin aprender la lección. El sistema actual, en mi opinión, es también malo. En el pasado torneo de Londres (Abril 2013), sí hubiese habido una coalicción contra Magnus Carlsen, el noruego no hubiese ganado. Y bien hubiera podido tener lugar, pués el resto de los competidores eran ex soviéticos. Magnus cae bien a sus colegas; pero otro competidor hubiese podido sufrir una encerrona.
emmanuel 13:02, agosto 05, 2013
Es curioso que diga que le podía dar dos puntos de ventaja al campeón, la misma ventaja con la que empezó el match del siglo
Anonymous 15:57, junio 21, 2012
Así es. Kasparov afirmaba que la personalidad de Fischer nunca estuvo a la altura de su inmenso talento. Lo que suele suceder a no pocos genios. De lo que Fischer parece no saber nada es de las dramáticas circunstancias que soportaron los jugadores soviéticos a la hora de clasificarse. En virtud de una de las «normas Botvínnik» que limitaban el cupo de ajedrecistas miembros de un país, argucia del campeón para quitarse de enmedio competencia que lo ensombreciera, grandes maestros como Stein o Bronstein resultaron muy perjudicados en los ciclos clasificatorios mundiales desde 1956 a 1964, año escandaloso y que obligó a la FIDE a abolirla. Tampoco habla de la lucha feroz entre ellos como la ayuda de Petrosian a Benko para que no perdiera su partida aplazada con Keres en Curazao, en la última ronda y que los cambios que se operaron a la hora de llegar a lo más alto, fruto de sus presiones, como eliminar el formato torneo por el de eliminatorias así como el de los duelos interminables a 6 victorias resultaron ser a la imagen del propio Fischer, no acabaron con la supremacía soviética y ocasionaron mucho daño tal como se vio en el duelo Karpov – Kasparov de 1984.
Antonio Fernández 06:31, agosto 05, 2013
Los varios «defectos» de Fischer son hartamente conocidos, pero en esto tenía razón. Con ese formato de torneo de candidatos ni siquiera Fischer podía ganarlo. Y los argumentos que esgrime son bien claros. Y la prueba fue que cuando se cambió el formato a matches los aplastó a todos. Indidablemente el sistema de matches es el más justo, ya que no hay posibilidad de arreglo ninguno, y ambos contendientes tienen las mismas chanches.
Anonymous 14:26, junio 21, 2012
Soy y seré admirador de Fischer.Muy grave, lo relacionado con el «soplo» de jugadas. En general,lo demás es una pataleta de las acostumbradas, porque de no ser así, nunca habría sido Campeón Mundial.
«J»