En su espléndido libro THE APPLICATION OF CHESS THEORY, el GM Efim Geller comenta no sólo magníficamente las cien partidas del mismo (¡35 de las cuales, no se lo pierdan, son victorias ante campeones del mundo!), sino que, además, en las introducciones a las partidas nos sitúa en el contexto y circunstancias que rodean a la lucha, describiendo magistralmente el cuadro competitivo. Reproduzco a continuación (traducción mía) el fragmento que abre la partida nº 40 (Geller-Fuderer, Interzonal de Gotemburgo 1955):
Jaque igual a mate
A menudo es imposible evaluar correctamente la naturaleza de la lucha en una partida, sin hacer referencia a la posición en el torneo de los contendientes y a las metas puramente competitivas que se establecen en un momento dado. Esta partida con Andrija Fuderer es una sorprendente confirmación de lo anterior. Tuvo lugar en la 17ª ronda y estuvo rodeada de las siguientes circunstancias.
Tras comenzar el torneo con una victoria, en las nueve partidas siguientes no conseguí ganar ni una, mientras que perdí tres y, después de once rondas, compartía el 15º-19º puesto de 21 participantes. Estaba estipulado que los nueve primeros se clasificarían para el Torneo de Candidatos, y lo único que podía hacer era depositar mis esperanzas en la segunda parte de la competición. La experiencia me decía que a mis 4 puntos debía sumar unos 7 u 8 de 10, si quería meterme entre esos nueve jugadores. La tarea no resultaría fácil aunque me encontrase en buena forma. Y mi estado de forma no era precisamente óptimo, de modo que sin tomar medidas drásticas no podría conseguir esos puntos.
Es cierto que cuando se jugó la partida con Fuderer compartía ya el séptimo puesto, pero, en primer lugar, él mismo era un rival directo, puesto que se encontraba a sólo medio punto. En segundo lugar, la victoria me aseguraría prácticamente una plaza en el Candidatos. En tercer lugar –y quizá lo más importante–, tal vez por inercia, no podía ya pasar de la dinámica activa a un juego tranquilo «con vistas a unas tablas». Por último, tenía cierta obligación moral, puesto que jugaba con las piezas blancas…»
Geller-Fuderer
Interzonal de Gotemburgo, 1955
Gambito de Dama
1-0, 30 jugadas.
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