LA ESCUELA CHINA DE AJEDREZ
Liu Wenche
Ediciones Tutor (¿Año?)
Traducción: Antonio Gude
288 páginas
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Como no dispongo actualmente de un ejemplar de la edición de Tutor, he subido la cubierta de la edición inglesa de Batsford (es bien sabido que «en casa del herrero, cuchillo de palo»).
¿Existe una escuela china de ajedrez?
No estoy en condiciones de responder a esa pregunta, pero el autor así lo pretende. No hay muchos argumentos, ni muy claros a favor de esa tesis, y parece centrarse en la tradición ajedrecística de china, basándose en su ajedrez, el Xianq Qi, cuya práctica, al parecer, estaba generalizada en su país desde hace siglos. Los jugadores del ajedrez chino que se han pasado al ajedrez internacional, se nos dice, tienen una fuerte orientación táctica intuitiva, precisamente por su práctica de aquel ajedrez. No lo sé. Yo veo las partidas de los grandes jugadores chinos actuales y no veo diferencias esenciales en su estilo, con relación a sus colegas occidentales.
Liu Wenche también rompe una lanza por una teoría que propone a China como origen del ajedrez, y basándose en una serie de antecedentes y hallazgos arqueológicos, nos muestra una tabla en la que en el siglo L a.C. (¡sí, 50 antes de Cristo!) habría vestigios ya de juegos de tablero similares, y lo vincula al Libro de los Cambios (I Ching). Tarea para arqueólogos, epistemólogos e historiadores de la antigüedad.
Liu Wenche es un tipo admirable. En los tiempos de la Revolución Cultural fue represaliado y privado de su empleo (deduzco que era profesor o funcionario estatal), así que, en lugar de cruzarse de brazos, se pasó largas jornadas en la Biblioteca Nacional, estudiando ajedrez y ruso y traduciendo al chino todo lo traducible que le parecía de interés.
Eso le convirtió en erudito y fuerte jugador al mismo tiempo. Y su esfuerzo tuvo una merecida recompensa: la Federación (o institución equivalente) le montó un despacho con ordenadores, bases de datos y lo nombró entrenador-jefe de la selección y jóvenes talentos.
Recordemos ahora que China, como nación, hizo su debut internacional en la Olimpiada de Buenos Aires (1978), en la que Liu Wen Che defendía el segundo tablero. Y recordemos también la paliza que le propinó al GM Donner, una miniatura (sacrificio de dama incluido) que dio la vuelta al mundo.
Después del primer centenar de páginas, dedicadas a las teorías históricas y algunos temas de estrategia, el autor entra en materia con un cuarto capítulo muy interesante: Modelos de pensamiento en ajedrez, y los identifica y explica en una lista que consta de 34 puntos, aclarando que podrían ser muchos más. Sigue, muy bien comentada, la partida Xu Jun-Shirov (Lucerna 1993). Pero antes ya nos había dado un motivo de asombro, enseñándonos cómo se comenta una partida. Me refiero a la primera victoria de un jugador chino sobre un gran maestro. Precisamente, la que protagonizó él mismo, en 1965, contra Nikolai Krogius. Señores: ¡22 páginas de comentarios para una partida de 40 jugadas, que comienza con la Apertura Italiana! Y les aseguro que nada sobra.
«La Escuela China», sigue, «critica los principios de apertura de las escuelas precedentes», opinando que ninguno de los maestros actuales se guía por tales principios, lo que da lugar a una nueva visión del asunto, que él resume en tres principios esenciales, que llama los tres principios S (del inglés: ‘strategy’, ‘structure’, ‘space’). Como esas tres palabras se traducen en castellano por otras que empiezan todas por «e», podremos llamarles, en consecuencia, «los tres principios E». Si quiere saber más, tendrá que leer el libro.
Lo que más me llamó la atención fue la precisa descripción de un plan de entrenamiento para Xie Jun, durante su preparación para el Campeonato del Mundo. Ese capítulo no tiene desperdicio, en mi opinión.
El autor habla de varias figuras del ajedrez chino y hay que decir que, muy amablemente, accedió a nuestro requerimiento de que completase con un apéndice especial la aparición de otros nuevos fenómenos. Es decir, que la edición castellana estä enriquecida con relación a la inglesa.
Un libro muy interesante.
Ocho estrellas.
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Alejandro 01:18, abril 30, 2014
No viene exactamente al tema, pero hablando del desarrollo y origen del ajedrez, y según las teorías «clásicas», se introdujo en Europa a través de España por los árabes.
Acabo de leer un estudio somero ( en catalán ) que dice que ya estaba introducido antes en ! Baviera !, y el autor lo desgrana algo.
Claro le he escrito rápidamente, intentando demostrarle que no estoy de acuerdo, recordándole los ocho documentos medievales – la mayoría testamentos -que tenemos en Cataluña, y en concreto de «nuestra» pieza del siglo XI encontrada en el castillo de un Barón trovador – Historia pura – que tenemos aquí cerca de mi pueblo en el Pirineo catalán. Es un poco «fantasmagórico» pero me he divertido con esto del Ajedrez bávaro, y su análisis, y encima el autor me ha escrito, y sigue ! creyendo en ello !.
Pobres José A. Garzón, Ricardo Calvo y Y. Averbaj …