ajedrez, mayo 22, 2011

LA EXPLOSIÓN DEL AJEDREZ SOVIÉTICO (1)

Del libro DINAMISMO Y CÁLCULO EN AJEDREZ, por A. Gude, Ediciones Tutor (cap. 3)

En la década 1930-1940 el único jugador soviético conocido en Occidente era Mijail Botvinnik.
Sí, el propio Alekhine había hablado en sus artículos de Vassili Panov, de Smyslov, de otras figuras jóvenes… Pero de ahí a que el mundo los considerase nuevas estrellas había todo un abismo.
Como recordaremos, ya en el Torneo AVRO (1938) las jóvenes estrellas dejaron atrás a los campeones consagrados.
En 1939 el panorama cambió un poco, con la anexión de las repúblicas bálticas por parte de la URSS, con lo que algunas figuras pasaban a engrosar el firmamento soviético, como Vladimir Petrov, Vladas Mikenas y, sobre todo, Paul Keres.
Pero entonces la Segunda Guerra Mundial trastocó todos los mapas del tablero para que el mundo se sumiese en el único y exclusivo de la maltratada Europa.
Sin embargo, los maestros soviéticos habían llevado a cabo una silenciosa y tranquila revolución. Desde fines de los años treinta, el enfoque del ajedrez por su parte había avanzado mucho en relación con la técnica, relativamente estática, dominante. Por otra parte, el segundo y tercer torneos internacionales de Moscú (1935 y 1936) les habían permitido tomar contacto con las grandes figuras occidentales y superarlas en muchos casos.
Bajo la influencia de Alekhine y sus propias investigaciones, los integrantes de lo que Yudovich y Kotov llamarían escuela soviética llevaron a cabo un enorme trabajo de búsqueda teórica, que permitiría al ajedrez avanzar en el período de letargo de 1940-1945, forzosamente impuesto por la contienda mundial.

El Campeonato Absoluto
La incorporación precisamente de los jugadores bálticos introdujo un elemento de suspense en el mapa estelar soviético. Así, en el 12º Campeonato de la URSS (Moscú, 1940), y aunque Keres acusó su falta de adaptación a megatorneos de este calibre (20 participantes), finalizando cuarto, a punto y medio de los vencedores, Lilienthal y Bondarevsky, superó a Botvinnik, que sólo pudo ser quinto/sexto, a medio punto de Keres. Petrov, por su parte, finalizaría décimo, y Mikenas, décimocuarto.
La nueva situación puso en peligro la hegemonía de Botvinnik en la pirámide soviética, de modo que, a iniciativa suya, se organizó lo que se llamaría Campeonato Absoluto (Leningrado/Moscú, marzo/abril de 1941), con los seis primeros clasificados del Campeonato. La idea era clara: Botvinnik quería marcar su territorio. Y lo logró: ganó con gran autoridad el match-torneo a cuatro vueltas, con 13,5 puntos (de 20), por delante de Keres (11) y Smyslov (10).
La invasión alemana, que amenazó seriamente la supervivencia de la Unión Soviética, interrumpió todas las actividades ajedrecísticas, pero en esos cuatro años largos que van de abril 1941 a septiembre de 1945, puede decirse que los ajedrecistas soviéticos habían estado afilando sus herramientas y depurando sus métodos de juego.

El punto de inflexión
Apenas finalizada la guerra (el 8 de mayo de 1945 Alemania había firmado la rendición incondicional), se celebró el 14º Campeonato Soviético y finalizó con una contundente victoria de Botvinnik (¡15 de 17!), seguido de Boleslavsky (12), Bronstein (10) y el trío Bondarevsky, Kotov y Konstantinopolsky (9,5).
El torneo demostró muchas cosas. La principal era que los jugadores soviéticos estaban jugando un ajedrez distinto, imprimiendo gran dinamismo a sus partidas. Jugadores como Bronstein, Boleslavsky o Tolush buscaban el ataque y las posibilidades de lucha dinámica por encima de toda otra consideración. Cierto que el triunfo de Botvinnik parecía confirmar la superioridad de la estrategia, hasta cierto punto clásica. Pero Botvinnik era (y siguió siendo) el número uno en reciclarse, adaptarse a todos los estilos y a todos los jugadores, y esa capacidad suya de autosuperación constante por fuerza le llevaba a imprimir mayor energía a su juego. Para empezar, contra Tolush introdujo un sacrificio posicional de calidad, insólito para aquellos tiempos.

Tolush-Botvinnik
(…)

El imaginativo e innovador Vladimir Simagin (1919-1968) había planteado ya, unos años antes, un sorprendente sacrificio de calidad.

Liublinsky-Simagin
Moscú 1939
(…)

Que nuevos conceptos estaban impregnando y enriqueciendo el ajedrez soviético lo demuestran estas partidas, así como la aparición de nuevos jugadores de talento. El sacrificio posicional de calidad era un concepto revolucionario, que sólo se había visto antes en una partida de Alekhine. Ahora, otros jugadores de nuevas hornadas conocían el concepto y, lo que es más importante, se atrevían a ponerlo en práctica.
Como Alexander Konstantinopolsky, entrenador-jefe en el Palacio de Pioneros de Kiev, un jugador sólido, amante de los fianchettos y la Defensa Caro-Kann, que rara vez se apartaba de los estrictos tratamientos posicionales. Sin embargo, en la partida que sigue (Konstantinopolsky-Loevenfish, Kuibishev 1943) realizó un emprendedor sacrificio de calidad que le reportó una merecida victoria.

La aparición de Bronstein
David Bronstein, una nueva estrella, con 21 años entonces, tuvo una actuación irregular en aquel Campeonato (+7 =6 -4). Pero pudo apreciarse que su juego era diferente: estaba plagado de ideas innovadoras, concepciones audaces y una fantasía desbordante. Fue alabado y criticado a la vez, sobre todo por haber planteado tres gambitos de rey. Flohr, por ejemplo, escribió: «Bronstein osó jugar tres veces el Gambito de Rey. Esto sin duda es un riesgo excesivo. No obstante, sus adversarios (Alatorzev, Kan y Koblenz) sufrieron una derrota muy desagradable, porque un maestro no puede perder una partida en plena apertura, por desconocimiento teórico…»
Pero lo cierto es que Bronstein ganó aquellas tres partidas.
(continuará)
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3 comentarios

  1. Antonio Gude 10:22, mayo 23, 2011

    Por cierto: Bronstein no perdió el Mundial (se cabreaba con esto). No lo ganó, que es otra cosa. Como sabes, el resultado final fue 12-12.

  2. Antonio Gude 07:50, mayo 23, 2011

    De que era un genio no hay duda. De que perdió deliberadamente el Mundial, no está tan claro. Bronstein era un hombre complejo y estaba atenazado por muchas cosas, como el hecho de que su padre había pasado muchos años en prisión y B. se sentía «presionado por el contexto». Tal vez se frenó, pero no perdió a propósito.

  3. Leo 19:49, mayo 22, 2011

    Bronstein es considerado por muchos el que inicia el ajedrez moderno. Un genio, sin duda, que según el mismo comentó, tuvo que dejarse perder en el match por el campeonato del mundo.