otros temas, mayo 11, 2012

LA PRIMERA JUGADA

Introducción a la partida nº 172
Boleslavsky-Taimanov

Por David Bronstein

¿Constituye la primera jugada realmente una ventaja? Esta cuestión, que cada jugador se plantea a sí mismo, no es fácil de responder.
En ese sentido, no puedo sino acordarme de Vsevolod Rauzer, un notable maestro y teórico, que proclamó la fórmula «1.e4 y las blancas ganan.» Esto probablemente fue una boutade, pero en toda boutade siempre hay una parte de verdad. La convicción de Rauzer de que abrir el juego con el peón de rey daba ventaja definitiva a las blancas, mientras que con el peón de dama no se conseguían más que tablas, le llevó a analizar extensamente una gran variedad de poderosos sistemas de ataque en la apertura (Siciliana, Francesa, Ruy López, Caro-Kann y otras). Naturalmente, es cierto que no fue la fuerza intrínseca de 1 e4 lo que tuvo decisiva importancia en las numerosas victorias de Rauzer, sino que, sobre todo, ello se debió a su original talento, a su infrecuente sentido lógico y a su capacidad de cálculo. Los ataques Rauzer y las variantes Rauzer permanecen vivos y siguen usándose hoy en día, pero las negras pueden defenderse satisfactoriamente contra ellos. El intenso trabajo analítico de variantes forzadas como un método de lucha en la apertura –que fue un arma terrible en manos de jugadores como Morphy, Chigorin, Pillsbury, Alekhine, Fine y Botvinnik–, puede ser usado tanto por las blancas como por las negras. Una variante preparada y con jugadas forzadas puede caer en una refutación igualmente forzada, como ocurrió en varias partidas de este torneo. No existe el jugador de ajedrez infalible y esto puede aplicarse tanto al juego ante el tablero como a los análisis caseros. Esto significa, en otras palabras, que no hay modo de obtener ventaja en la apertura. Hay, sin embargo, otra interpretación de la estrategia en la apertura, a saber, que no es imprescindible realizar las mejores jugadas, sino que basta con efectuar jugadas buenas.
Ésta era la actitud creativa de, por ejemplo, Lasker y Capablanca, y lo es, ahora, de Smyslov.
La ventaja de apertura, en este caso, es considerada como la posibilidad que tienen las blancas de elegir el sistema de desarrollo que mejor convenga a su gusto, concediendo a su personal capacidad creativa la mayor libertad posible.
La estadística –un método digno de confianza para el estudio de los fenómenos de masa– demuestra que actualmente existe una ventaja de apertura para las blancas. En cada importante torneo en el que se hayan efectuado cálculos estadísticos, durante varios períodos históricos, la ventaja blanca ha quedado patente en términos numéricos de partidas ganadas. Esta ventaja con blancas debe ser considerada una tendencia que, aunque manifestada en decenas o centenares de partidas, no podría influenciar el resultado de una partida determinada. Sería extremadamente interesante investigar esta tendencia en forma de cortes históricos, por ejemplo, ¿ha aumentado o disminuido el porcentaje de victorias con blancas en nuestro tiempo, en relación con veinte, cincuenta o cien años atrás?
Puedo, por mi parte, aportar una particularidad. He observado que cuanto más fuerte es un torneo menos influencia ejerce el derecho a la primera jugada sobre los resultados de los encuentros. Esto puede demostrarse, por ejemplo, en el match-torneo por el título mundial de 1948 y en el Campeonato del Mundo de 1951, en el que las blancas ganaron cuatro partidas y las negras seis, así como en muchas otras competiciones. ¿Significa esto que en el futuro el derecho a la salida no permitirá conseguir ventaja alguna? El tiempo lo dirá.
En esta partida el lector encontrará un «modelo» Boleslavsky sobre una bien preparada y calculada apertura, a la que sigue una transición orgánica a un medio juego combinativo y de ahí se pasa a un interesante final ganado para las blancas. Finalmente, una ingeniosa contracombinación de Taimanov y… (tablas en 60 jugadas).

De EL AJEDREZ DE TORNEO (ZURICH 1953)        .

2 comentarios

  1. Anonymous 16:56, mayo 11, 2012

    Me da la impresión de que, a medida que pasa el tiempo, el porcentaje a favor de las blancas, disminuye. Pero, como creo que comenté en otra ocasión; la ventaja de las blancas es real, y clara. Sin embargo, es casi seguro que con juego perfecto la partida debe acabar en tablas, y probablemente por un margen relativamente grande. Es más, me arriesgo con los dos primeros movimientos de esa partida perfecta: 1.d4,d5 (o tal vez sea igual jugar 1.Cf3, en la primera jugada blanca, y luego confluir). En caso de que el mejor movimiento blanco fuese 1.e4, la mejor respuesta sería responder simétricamente; pués creo que las demás son inferiores, o al menos se diría que son menos «naturales».

  2. Anonymous 14:16, mayo 11, 2012

    Personalmente, me quedo con la «broma». Lo mejor del ajedrez, es su impredescibilidad. ¿No será mas bien un factor sicológico?. Estadisticamente, cuando se lanza una moneda, existen las mismas probabilidades para cara o cruz. En una partida de ajedrez, la mayor probalidad de ganar, debería estar a favor de quien ostenta el mayor ELO, que tiene más valor que iniciar con blancas. No obstante, la realidad nos ha demostrado que ni siquiera esa ventaja en el ELO, en muchas ocasiones ha sido suficiente. (J)