ajedrez, agosto 4, 2013

LAS LEYENDAS SOBRE LA INVENCIÓN DEL AJEDREZ (y 2)

34. LAS LEYENDAS SOBRE LA INVENCIÓN DEL AJEDREZ (y 2)

El núcleo general de las leyendas
Según Murray* «las leyendas encajan en tres tipos: las que están relacionadas con la India, las que asocian el juego con personajes históricos y las que incorporan nombres conocidos de filósofos griegos.»

Las leyendas del primer grupo están todas ellas relacionadas con un rey indio o sabios de la India, pero rara vez se especifica un reino determinado, y no siempre se menciona a los personajes por su nombre propio.
En una de las leyendas más antiguas, extraída de los escritos de al-Adli (y luego repetida, con nombres propios, en el Tari’j de al-Yaqubi), un monarca indio llamado Hashran le pide al sabio Qaflan que invente un juego que simbolice la dependencia del hombre del destino. El sabio inventa el nard, un juego a menudo relacionado con el ajedrez, que deleita al rey y acaba siendo muy popular en la India. En fecha posterior, un brahmán advierte al rey Balhait de que el juego era contrario a los preceptos de su religión. En consecuencia, el rey le pide al brahmán que invente un nuevo juego que sustituya al nard, y que ponga de manifiesto el valor de cualidades como la paciencia, la diligencia, la bonhomía y el conocimiento, a fin de oponerlo a las enseñanzas fatalistas del nard. El brahmán se puso manos a la obra e inventó el ajedrez, explicando su nombre, shatranj como proveniente del persa hashat-ranj, donde hashat significa ocho y ranj lado. El tablero era de 8 x 8 casillas, en las que se situaban 16 piezas (kalba = perro**) por bando, a saber, shah, firz, 2 fils, 2 faras, 2 rukhs y 8 peones. Estaba concebido sobre el modelo de la guerra, porque era la forma más efectiva de enseñar el valor de la administración, toma de decisiones, prudencia, estrategia, vigor, resistencia y coraje.
Este rey y este sabio circulan por algunas otras leyendas, lo mismo que el rey Balhait (o Balhit o Balhith), pero el protagonista mayor y más frecuente sin duda es Sassa (o Sissa), hijo de Daher (o Dahir) aunque, a veces, se invierte curiosamente el parentesco, convirtiendo a Daher en hijo de Sissa.
La versión de al-Masudi es muy similar, aunque con alguna variante en los personajes, además de situar la historia en el momento cronológico que a él le parecía preciso, el siglo VII. En su Muruj adh-dhabab (Las praderas de oro) dice:

El siguiente rey fue Balhait. En su tiempo se inventó el ajedrez, que él rey prefirió al nard, porque en aquel juego la habilidad siempre se imponía a la ignorancia. (…) El rey a menudo jugaba al ajedrez con los sabios de su corte, y fue él quien representó las piezas con figuras de hombres y animales y asignó los grandos y jerarquías.
(…)
Un filósofo musulmán sostenía que el inventor del ajedrez era un mutazilí creyente en el libre albedrío, mientras que el inventor del nard era un fatalista que quería demostrar con su juego que el hombre no puede hacer nada contra el destino, y que la verdadera sabiduría consiste en adecuar la propia vida a los dictados de la fortuna.

En otra leyenda se cuenta que el ajedrez fue inventado para completar la educación militar de un joven príncipe, hijo y sucesor de Für (Pauras, el adversario de Alejandro Magno), y de nuevo aparecen el rey Shahram y su visir, Sissa b. Daher, que regala el juego al rey con «los 14 tabiyat (posiciones esquemáticas de apertura) que se describen en el libro.»
La leyenda más antigua es recogida por al-Yaqubi, con un personaje que ya conocemos, Qaflan, y si no el rey Balhait, sí su hija, Husiya. Se conoce como La historia de Gau y Talkhand, los dos hijos de Husiya, que tiene un desenlace trágico, pues tras el violento fin de Talkhand en una guerra fratricida, la reina muere, ensimismada, reflexionando acerca de la batalla, ante un tablero de ajedrez.
El tema de la recompensa con la progresión geométrica se repite en casi todas las leyendas. Los antiguos matemáticos árabes eran muy aficionados a este tipo de problemas. A veces, sin embargo, en lugar de trigo se habla de dírhams, en cuyo caso el oro podría ocupar un cubo de unos diez kilómetros de lado.

*H. J. R. Murray, ‘A History of Chess’, Oxford University Press, 1913.
** No está de más observar que ‘perros’ (para piezas) era también un antiguo término castellano.
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De HISTORIA DEL AJEDREZ, por A. Gude
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