otros temas, diciembre 19, 2010

LAS REGLAS DE MOROZEVICH

En una extensa entrevista, publicada en la revista rusa 64 (en 1998), el periodista Evgeni Atarov le preguntó al GM Alexander Morozevich si tenía alguna sugerencia acerca de modificar las reglas del ajedrez. Morozevich contestó:

«¡La tengo! Creo, por ejemplo, que no es justo que la mayoría de las partidas entre jugadores de un nivel parecido finalicen en tablas, y eso me hizo llegar a la conclusión de que sería conveniente modificar las Leyes del Ajedrez. Considero que sería razonable modificar dos puntos. Primero, un rey ahogado debería considerarse derrota del bando débil. Eso permitiría aumentar el número de finales con definición, subrayando el valor de las conquistas materiales, pues, por ejemplo, los finales de rey y peón contra rey siempre estarían ganados, etc. Segundo, el peón que alcanza la casilla de promoción sólo debería transformarse en una pieza que haya sido previamente capturada, o bien podría permanecer en el tablero como peón para ser reemplazado más adelante, pero a costa de una jugada adicional. La razón de esta propuesta es impedir que se produzcan en el tablero situaciones absurdas con dos o tres damas, lo que no se corresponde con la lógica de nuestro juego. (En la posición inicial tenemos un ejército con cierto número de efectivos, con quienes debemos intentar ganar.) Esto afectaría también a algunas líneas de apertura forzadas, en las que la aparición de una dama extra en la jugada 15 o 20 sentencia todo un sistema de apertura.
En mi opinión, estos cambios reflejarían más eficazmente el resultado de la lucha y harían más atractiva la partida de ajedrez.»

Es curioso que un jugador tan creativo y dinámico como Morozevich, cuyas partidas parecen reflejar un supino desprecio por el material, subraye el valor «de las conquistas materiales».

Los comentarios de lectores serían apreciados. ¿Tal vez necesita el ajedrez algún tipo de revulsivo como éste, en lugar de volcarnos en variantes excéntricas como el Fischer-random (960) u otras?

10 comentarios

  1. Anonymous 19:29, febrero 14, 2012

    Creo que no se modificaran las reglas del ajedrez. Por lo menos de forma significativa, pués el juego ya ha realizado un recorrido histórico demasiado dilatado. Desde hace poco más de 500 años, siguen igual o casi igual. Es decir, desde que se estableció el enroque; aunque no estoy seguro de que la toma al paso fuese ya, en 1500, universal, o bien existiese paralelamente una versión del ajedrez sin ella. Te agradecería que me aclarases este punto Antonio.

    Es cierto que los ordenadores, y las enormes bases informáticas permiten estudiar hoy a una velocidad mucho mayor que en 1960, cuando no existían ni tan siquiera los Informators. Y posiblemente, hacia 2030, un ordenador con lenguaje natural y de forma muy versátil, suministrará a su alumno humano, la información completamente «masticada» por así decirlo. Todo ello, es cierto, ha producido, o producirá cierta «saturación». La prueba es que los aficionados, cada año que pasa, ofrecen mayor resistencia a los profesionales en las simultáneas.

    Pero creo que llegará un momento en el cual el crecimiento de esa resistencia, cese. A no ser que el aficionado intente seriamente convertirse en profesional. Incluso en 2030, o cuando sea, seguirán existiendo diez elevado a cuarenta posiciones legales posibles sobre un tablero. Demasiadas para estudiarlas todas durante el tiempo de una vida humana. Ni reduciéndolas a una pequeña fracción, descartando las posiciones absurdas, es decir: quizá diez elevado a dieciseis; hay tiempo suficiente.

    Es decir, como muchos lamentan, o se alegran, será posible aprender todos o casi todos los temas estratégicos y tácticos del juego, en su forma teórica. Pero, durante el juego práctico, la mayoría de las posiciones tendrán que ser investigadas.

    Desde luego, viendo los campeonatos mundiales del segundo lustro del siglo XXI, está claro que los múltiples errores cometidos, demuestran que el ajedrez está muy lejos de agotarse. No soy partidario, por consiguiente, de cambiar sus reglas.

    • Antonio Gude 20:27, febrero 14, 2012

      Anónimo. La captura al paso no era universal en 1500, ni siquiera lo era en 1700. Había muchas interpretaciones locales y regionales. En un mismo país (Inglaterra, Italia) se jugaban versiones diferentes y no sólo la captura al paso, sino también se interpretaba de distintas formas la promoción del peón. Algunos clubes significados llegaron a redactar su propio reglamento para unificar el criterio de sus miembros.

  2. Antonio Gude 08:40, octubre 10, 2011

    Las leyes del ajedrez, como todas las leyes, son mudables y modificables. ¿Qué sería del ajedrez si no existiese el enroque o los «nuevos» movimientos de alfil y dama? Pero si leo bien entre líneas,y para responder a tu pregunta de fondo, el ajedrez es más importante que los ajedrecistas.

  3. Anonymous 22:12, octubre 09, 2011

    …..el ajedrecista se adapta a las leyes del ajedrez o las leyes del ajedrez se adaptan al ajedrecista?

  4. Antonio Gude 13:13, julio 11, 2011

    Muy interesante, Óscar, tu reflexión y, sin duda, algunos de los aspectos que comentas se han ido «cociendo» a lo largo de la historia, pero, en definitiva, sólo son ideas. El ‘rey ahogado’ es el tema más polémico de todos los temas técnicos. ¿Por qué el hecho de que un rey no pueda jugar (en una partida de estrategia bélica) puede considerarse, en cierto modo, positivo para su bando? Tal vez habría que volver a los clásicos y valorar el ahogado, sino como un punto, tal vez una cuota superior a la del rey ahogado. En cualquier caso, todo lo que diga Morozevich es interesante… Saludos.

  5. óscar 12:25, julio 11, 2011

    El hecho de que el rey ahogado se considere tablas da un último punto de emoción a las partidas con final desequilibrado en fuerzas… pero la propuesta de Morozevich de considerar al rey ahogado como derrota es razonable y, según se mire, justa: si a un rey no le quedan movimientos, si está acorralado, preso, dominado por el contrario… ahogado… está perdido. Pero claro: aún habiendo llegado a esa penosa situación, sigue vivo, y supongo que no está mal obligar al bando dominante a que redondee y cierre el juego con el mate para conseguir la victoria, o castigarlo con tablas por no haber sabido dar el golpe mortal final :-)

    Tampoco me parece descabellada su propuesta de que el peón que alcanza la casilla de promoción se transforme en una pieza que haya sido previamente capturada. No niego que sea divertido jugar con dos o tres damas en el mismo bando, pero de alguna manera (¿estéticamente?) veo más coherente la solución que propone Morozevich que la hiperbólica situación de jugar con varias damas a la vez. La parte mala de su propuesta sería que, de adoptar esa norma, la carrera de un peón hasta la última fila sería generalmente mucho menos amenazadora y peligrosa y emocionante.

  6. Antonio Gude 17:06, junio 14, 2011

    (No he podido contestarte hasta hoy, por «disfunción» de mi blog).
    Creo que tus dos primeros párrafos son inmaculados, y además de endosarlos, estoy seguro de que también Catulo estaría plenamente de acuerdo. Es discutible y, hasta cierto punto, algo contradictorio con lo anterior, tu tercer párrafo. Las bases de datos, programas de juego y acceso a un nivel enorme de información han robotizado la práctica, incluso a alto nivel. Claro que sigue existiendo espacio para la creatividad, pero…

  7. David Llada 15:45, junio 03, 2011

    Yo siempre he tenido la sensación de que el ajedrez, tal como lo conocemos hoy, ha superado un proceso casi de «selección natural». La forma del juego que ha llegado a nosotros tiene equilibrio, plasticidad, dinamismo… y sobre todo, armonía. Es como si todo estuviera en su sitio.

    Cualquier regla nueva que se introduzca, romperá esta armonía, creo yo.

    Pero eso en lo que se refiere al juego. Morozevich habla de la alta competición. Y ahí es evidente que cada vez queda más margen para la creatividad. Se ha exprimido el juego hasta casi agotarlo. Ya no es sólo la apertura, sino la fase de medio juego: resulta inusual encontrar un plan o un tratamiento de la posición original.

    Mi opción, como aficionado, ha sido seguir mucho menos los torneos y competiciones actuales, y volver a los libros, al pasado del ajedrez.

  8. A. Gude 20:05, diciembre 21, 2010

    No sé por qué pero casi siempre coincido contigo, amigo Joan. Yo tampoco soy partidario de introducir cambios en ajedrez (ni ampliar el número de casillas, ni meter jirafas, ni modificar las reglas), porque considero que está muy bien cómo está.
    No olvidemos, sin embargo, que en su día se modificaron algunas cosas que le hicieron mucho bien, como introducir el enroque o modificar los movimientos de dama y alfil.
    Si incluí esa declaración de Morozevich (un jugador admirable, por otra parte) es porque me pareció curioso. No porque comparta esas ideas.
    Saludos.

  9. Catulo 17:53, diciembre 21, 2010

    Periódicamente aparecen propuestas para mejorar el ajedrez. En mi opinión, esas propuestas no reflejan los defectos del ajedrez sinó los defectos en la motivación que ciertos jugadores tienen para jugar al ajedrez. El ajedrez es suficientemente rico como para no necesitar cambiarlo. Lo que hay que hacer es explorarlo.
    Una de las gracias que tiene este juego es que evoluciona su conocimiento a partir de una posición y reglas fijadas desde hace siglos. Si alteramos el más mínimo detalle, condenamos al olvido los estudios y partidas del pasado, y convertimos el ajedrez en otro juego más, sin tradición ni historia. Para eso ya está el parchís, las cartas o el tres en raya.
    Si Morozevich jugara mejor los finales no propondría esos cambios. Supongo que se le deben escapar muchas posiciones con material de más y le gustaría tener amarrado el resultado obtenido por táctica.