En una reseña de La Defensa Luzhin, primera novela de Nabokov, un crítico francés calificó al ajedrez de «glacial y estéril». Algunos otros se han referido al rey de los juegos como fuente de problemas psicológicos, en particular de depresiones, mencionando casos harto conocidos, como los de Paul Morphy, Akiba Rubinstein, Carlos Torre, e incluso Bobby Fischer. Tales críticos (incluso autores) culpan al ajedrez de trastornos que, por lo general, tienen su raíz en la peculiar personalidad del individuo, ignorando en cambio otras virtudes de nuestro juego que deberían contribuir al equilibrio del mismo, como su racionalidad, concentración y disciplina: cosas, en fin, que todos conocemos.
Cierto que en La Defensa Luzhin, el protagonista, un campeón de ajedrez, se suicida arrojándose por la ventaja. Trágico fin, tal vez inspirado en un hecho real, pues el maestro alemán Curt von Bardeleben se suicidó de esa forma, cinco años antes (1924) de que fuese publicada la novela.
Hubo otros tristes casos de autodefenestración o saltos trágicos al abismo, como el del maestro internacional Aivar Vitolinsh (que ganó el Campeonato de Letonia en siete ocasiones), quien, en 1997, se arrojó desde un puente ferroviario al helado Río Gauja. No están claras las razones que le llevaron a ese acto desesperado.
También fue misteriosa la muerte de Alexei Vyzmanavin (1960-2000). Su divorcio le hizo caer en una depresión (¿qué tiene ahí que ver el ajedrez?). Unos amigos lo dejaron en su apartamento de Moscú el 6 de enero de 2000, víspera del Año Nuevo ruso, y seis días después se descubrió su cadáver.
El que parece más reciente y notorio es el del GM estoniano Lembit Oll, quien, profundamente deprimido también por su separación matrimonial, se arrojó por la ventana el 17 de mayo de 1999, repitiendo así el trágico destino de von Bardeleben y el literario de Luzhin. Está enterrado en el cementerio de Tallinn, muy cerca del gran Paul Keres.
Tema éste lúgubre. Pero la realidad está llena de hechos dolorosos, que no podemos ignorar, sobre todo si nos conciernen.
+
gnscarlos@hotmail.com 16:24, febrero 23, 2013
nos se si estoy loco pero si obsecionado con este juego.
Anonymous 15:07, febrero 23, 2013
Es particularmente llamativo el caso, de los locos del ajedrez, muchos sin los finales tan trágicos de la nota en cuestion, pero yo desde mi humilde experiencia, en el lugar más alejado de las grandes ciudades, (San Rafael, Mendoza, Argentina) se de muchos casos locales, de estados de alteraciòn mental, de nuestros queridos ajedrecistas, pero no podemos más que destacarlos como una curiosidad. El gran Maestro Victor Korchnoi, decia que todos los grandes maestros de ajedrez eran locos, solo diferian en la gradación de su mal.