Cubierta de REVISTA INTERNACIONAL nº 92 (mayo 1995), en la que se rendía crónica del gran triunfo de VASSILI VANCHUK en el torneo de Linares.
Editorial
Antonio Gude
CAMPEONES
«La posesión del título de campeón (mundial) es un obstáculo manifiesto para la libertad de movimientos de quien lo detenta, y no está fuera de lugar considerar si sirve a algún propósito útil. Tal y como está organizado hoy día el mundo del ajedrez, podría perfectamente prescindirse del título. Sus obligaciones y privilegios no están definidos, y no confiere beneficios a su poseedor.» Estas palabras las hacía imprimir Enmanuel Lasker, por entonces campeón mundial vigente, en el Evening Post, el 4 de mayo de 1912.
No sabemos si las obligaciones, hoy, están bien definidas. Pero sí estamos seguros de que tanto Karpov como Kasparov (los dos campeones actuales) admitirían conocer perfectamente los privilegios y beneficios que se derivan de ser campeón del mundo.. es más, en sus actos, en sus declaraciones se percibe una suerte de pánico ante la posibilidad de perder el título, que es tanto como decir, de perder el negocio de su vida.
En el quincenal moscovita 64 reflexiona en voz alta el mítico excampeón mundial Mijaíl Botvinnik y se escandaliza por el actual estado de cosas. Literalmente, se pregunta: ¿Por qué Kasparov está destruyendo las bases de la vida ajedrecística internacional? ¿Por qué el presidente Campomanes destruye a la FIDE y fortalece a la PCA? Estas preguntas contienen en sí mismas afirmaciones que requieren una demostración. Nadie, con todos los antecedentes e historial de los implicados, podría llegar a la conclusión de que lo que pretenden es destruir el ajedrez o la FIDE. Desde una perspectiva generosa podría reconocérseles que lo que quieren es reconstruirlos a su imagen, semejanza y ambiciones. Volveremos sobre esto unas líneas más abajo.
Botvinnik se escandaliza también de que se le haya hecho cómplice involuntario de la película Casillas rojas, proyectada en Londres en la ceremonia de apertura del match Kasparov-Short (1.9.1993). El film contiene una tesis: ajedrez y KGB eran indisolubles en la ex Unión Soviética. ¿No era así, no lo era en todos los ámbitos de la sociedad soviética? En defensa de un mundo derrumbado, Botvinnik rememora su exclusión del equipo que representaría a su país en la Olimpiada de Helsinki (1952), exclusión promovida (Botvinnik dixit) por cuatro colegas suyos, miembros de la selección. Un penoso recuerdo que al campeón le parece el colmo del espíritu democrático.
Una vez más mencionaremos a ten Geuzendam. A la pregunta «¿Cuán firme es la base de cooperación entre dos personas (Campomanes y Kasparov) habituadas a decir las cosas más horribles la una de la otra?», responde el siempre pragmático Gari Kimovich Kasparov: «Creo que nuestros intereses son idénticos (…) Campomanes conoce la realidad de la FIDE hoy. Tuvo el coraje de reconocer que ir en contra de esta realidad habría sido suicida. el coraje y el sentido común que les faltan a Karpov y Kouatly.» (‘New in Chess’, 2/1995, p. 7). Coraje, cinismo, las palabras se confunden a menudo por quienes creen que no son las palabras sino las cifras las que significan todo. En la misma entrevista, Kasparov se queja de que con la creación de la PCA ha perdido mucho dinero. Un punto de vista muy peculiar. Ahora que todo el mundo está obsesionado con la televisión, los fondos de Intel (patrocinador de la PCA) se destinan en buena parte a un circuito de semirrápidas, con el propósito (versión oficial de Kasparov y Cía.) de captar el interés televisivo. ¿No es también la forma más rápida de dilapidar unos fondos importantes? Las nodrizas no duran siempre, pero en pleno pelotazo ajedrecístico difícil será que alguien piense en la calidad y en el cuándo, sumergidos como estamos en la prisa por el cuánto.
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