ajedrez, abril 9, 2012

Un acontecimiento editorial: Las DREIHUNDERT de Tarrasch (y 2)

Manchester 1890
Con 20 participantes, el gran torneo de Manchester 1890 fue uno de los más importantes de la época, pero aun así inferior al de Breslau. En su breve crónica (breve en tanto que crónica, pero sus partidas están extensamente comentadas), Tarrasch nos informa de que el torneo se jugaba según este formato: tres partidas cada dos días, con sesiones de juego de 12.00 a 16.00 y de 18.00 a 22.00. ¡Hasta ocho horas diarias! Y en un torneo de larguísima duración. Para que se quejen los maestros actuales. Tarrasch ganó el torneo con gran autoridad, con 12 partidas ganadas y 7 tablas. ¡Ni una sola derrota!
La última partida del torneo, con el gran favorito, Blackburne, fue aplazada en una posición prácticamente ganada para Tarrasch. Los organizadores trataron de convencerlo de que no tenía sentido reanudarla, puesto que el gran maestro alemán era ya el incuestionable vencedor del torneo. Pero Tarrasch, con su fuerte personalidad, no se dejó intimidar y dijo: «Creía que estábamos en Inglaterra, el país del fairplay. Dejar como tablas esa partida sería como ir a Roma y no ver al Papa.» Blackburne se comportó deportivamente, se presentó a la reanudación y fue debidamente vencido, suscitando una oleada de aplausos para el campeón.
Por su brillante triunfo, Tarrasch recibió felicitaciones y agasajos de todas partes. Pero con elegante ironía comentó: «Debo confesar, sin embargo, la verdadera razón de mi éxito en Manchester, tal y como desveló el corresponsal de la International Chess Magazine, en su crónica de octubre de 1890, según la cual, se debió al clima lluvioso de Manchester, ¡más difícil de tolerar, por lo visto, para los maestros locales que para los extranjeros!»
Después de este gran éxito fue cuando Tarrasch recibió una invitación del Club de Ajedrez de La Habana (presidido por nuestro compatriota Celso Golmayo) para disputar un match con Steinitz por el título mundial, en el invierno de 1890-91, pero los tres meses que tal encuentro supondría representaban un problema profesional para Tarrasch, lo que le hizo declinar la invitación.

El match con Chigorin
Los organizadores rusos invitaron a Tarrasch a disputar un match con Chigorin en San Petersburgo, a fines del verano de 1893, cosa que al médico alemán le pareció una iniciativa interesante, de modo que aceptó, puesto que coincidía con sus vacaciones. El match estaba concertado a diez victorias, si bien, de producirse un empate a nueve, el match se daría por concluido como nulo.
Después de 17 partidas Tarrasch tomó una clara delantera, al conseguir su octava victoria (por cinco de su rival), pero entonces Chigorin ganó tres partidas seguidas…
Lo comenta así nuestro hombre: «…los largos agasajos nocturnos, hasta las tres, cuatro o incluso seis de la mañana, como es costumbre en San Petersburgo, tuvieron un efecto negativo sobre mi frescura mental. Por decirlo en pocas palabras, mi capacidad de recuperación dejó de funcionar al nivel normal.»
Con un gran esfuerzo de voluntad, Tarrasch logró ganar la 21ª partida, pero Chigorin respondió anotándose la última y el encuentro finalizó, definitivamente en empate (9-9 y 4 tablas). El contraste de estilos, la gran fuerza práctica de ambos maestros produjo excelentes partidas y el match puede considerarse un hito en la historia del ajedrez.
Por entonces, y como escribirían Kenneth Whyld y David Hooper en el Oxford Companion to Chess, «hacia 1893 Tarrasch jugaba tan bien, o incluso mejor que cualquier otro.»

Doblando el siglo y últimos tiempos
Uno de sus mayores éxitos fue el gigantesco torneo de Viena 1898 (+21 =13 -2), en el que finalizó empatado en el primer puesto con Pillsbury, a quien venció en el match de desempate (+2 =1 -1). En Montecarlo 1903 cuajó otra portentosa actuación (+17 =6 -3), superando a Pillsbury y Schlechter. Por entonces, Tarrasch había ganado más torneos que nadie (7 de los 13 en que había participado) y aquel año desafió a Lasker por el título mundial. Llegaron a acordarse los términos del match, pero entonces el aspirante se accidentó esquiando, solicitó una prórroga y el encuentro fue definitivamente cancelado.
Sólo cinco años después llegaría el ansiado enfrentamiento con Lasker. Pero Tarrasch ya no se encontraba en su mejor forma y fue claramente derrotado por un campeón en su plenitud. Después del match, el preceptor de Alemania participaría en una veintena de torneos, con resultados declinantes. También defendería a su país en la Olimpiada de 1927.
Tarrasch, que había perdido un hijo en la Primera Guerra Mundial, se vio acosado, en los últimos años de su vida (que coincidieron con el ascenso del nazismo) por el antisemitismo dominante en Alemania. Triste epílogo para quien había demostrado ser un brillante ciudadano alemán.
Siempre lúcido, el médico de Nuremberg nos dio una de las mejores definiciones de la naturaleza del juego-rey: «El ajedrez es una forma de producción intelectual, y en eso radica su peculiar encanto. La producción intelectual es una de las mayores fuentes de satisfacción de la existencia humana. No todo el mundo puede escribir una obra de teatro o diseñar un puente, ni siquiera idear un buen chiste. Pero en ajedrez todos podemos ser intelectualmente productivos y disfrutar de nuestra creatividad.»

SIEGBERT TARRASCH (1862-1934)
· 2º en Hamburgo 1885
· 1º en Nuremberg 1888, Breslau 1889, Manchester 1890, Dresde 1892 y Leipzig 1894
· 4º en Hastings 1895
· 3º Nuremberg 1896
· 1º Viena 1898
· 1º Montecarlo 1903
· 2º Ostende 1905
· 1º Ostende 1907
· 4º San Sebastián 1912
· 1891. Match con Taubenhaus: +6 =1 -1
· 1893. Match con Chigorin: +9 =4 -9
· 1894. Match con Walbrodt: +7 =1 -0
· 1908. Match con Lasker: +3 =5 -8
· 1911. Match con Schlechter: +3 =10 -3
· 1916. Match con Mieses: +7 =4 -2
· Otros libros: Die moderne Schachpartie
(1912) y Das Schachspiels (1931).

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TRESCIENTAS PARTIDAS DE AJEDREZ
Siegbert Tarrasch
Editorial La Casa del Ajedrez

http://www.lacasadelajedrez.com/novedad-editorial-trescientas-partidas-de-ajedrez 
368 páginas, numerosos diagramas
Traducción de A. Gude
—–
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3 comentarios

  1. Antonio Gude 09:20, abril 11, 2012

    Gracias, Luis. Amén.

  2. luis 21:57, abril 10, 2012

    Creo que debo haber sido de los primeros en comprar esta primera edición, que nos recomendó Antonio hará ya bastante tiempo. Espero que el entusiasmo que despiertan sus palabras se vea reflejado a la hora de leerlo.

  3. Anonymous 17:13, abril 09, 2012

    La publicación de este libro es una gran noticia. De los clásicos era, creo yo, la ausencia más notable. La literatura ajedrecística está llena
    de referencias suyas.

    La primera que recuerdo está en el libro de Reti «Grandes maestros del tablero». Reti comenta que Tarrash empezó a dar una forma científica a
    las teorías de Steitnitz, siendo el maestro de una generación de maestros posteriores al campeón. Continúa diciendo que T. ha rendido todo
    lo notable en el terreno del ajedrez y como la mejor de sus obras aparece el libro de «Las 300 partidas».
    Pasa a presentar luego la partida Tarrash – Noa (Hamburgo 1885)y a partir de la séptima jugada dice «Para dar un ejemplo de la forma perfecta e
    instructiva de como el doctor T. explica sus partidas, damos desde aquí hasta el final sus propias anotaciones»
    No está nada mal el elogio de uno de los padres del hipermodernismo y a su vez admirable comentarista.

    Alexis Suetin en «El laboratorio del ajedrecista» y en un apartado titulado «El estudio de la literatura y las partidas de los maestros»
    hace una comparación entre la forma de comentar de Tarrash y Alekhine. Sin entrar en detalles dice de T. «¡Por algo se ha dicho que sus comentarios se pueden leer sin ayuda del Tablero!»

    Que ha sido criticado es bien sabido. Pablo Morán en su libro «Los campeonatos del mundo e Steinitz a Alekhine» cita que debido a su extremado dogmatismo y afán de sentar cátedra Reuben Fine decía que sus escritos deberán llamarse «Así hablaba Tarrashrusta».

    En el libro de Dvoretsky «Entrenamiento de élite», figura un artículo de Shershevsky «Sobre el estudio de los clásicos» diciendo que es necesario el estudio de las partidas de Alekhine y Capablanca porque su clase es tan superior a la de sus competidores que se aprecian los planes en estado puro. Creo que desde ahora esto mismo podremos disfrutarlo también en las de Tarrash.

    Aunque Tarrash esté encasillado como jugador inflexiblemente clásico, David Bronstein eligió la partida English – Tarrash, jugada en Hamburgo
    nada menos que en 1885 para empezar su monografía sobre la Defensa India de Rey. ¿No es paradójico que el superclásico Tarrash fuera un pionero
    en el uso de dicha hipermoderna defensa?. Por cierto, hizo frente al ataque de los cuatro peones y ganó la partida. El genial Bronstein también reconocía a sus predecesores.

    Al curriculum de sus torneos habría que añadir los siguientes premios de belleza:

    Tarrash – Walbrodt (Hasting 1895)
    Leonhardt – Tarrash (Hamburgo 1910)
    Ninzowitch – Tarrash (San Petersburgo 1914)
    Tarrash – Mieses (Munich 1916)
    Tarrash – Tartakower (Berlín 1920)
    Spielmann – Tarrash (Marish-Ostrau 1923)
    Tarrash – Colle (Merano 1924)

    Aunque también «colaboró» como perdedor en los siguientes:

    Chigorin – Tarrash (Montecarlo 1902)
    Janowski- Tarrash (Ostende 1905)
    Tartakower- Tarrash (Semmering 1926)

    Pido disculpas por la extensión del comentario
    zappero