El siguiente fragmento corresponde al drama de Goethe, Götz von Berlichingen (1773), acto II, escena primera.
ADELAIDA. Vos no estáis en vuestro juego. ¡Jaque al Rey!
EL OBISPO. Todavía hay recursos.
LIEBETRAUT. Yo no jugaría este juego si fuese un gran Señor, y lo prohibiría en la corte y en todo el país.
ADELAIDA. Lo cierto es que este juego es una piedra de toque del cerebro.
LIEBETRAUT. No es por eso. Preferiría oír fúnebres campanas y aves de mal agüero, y hasta la voz de la conciencia, ese gruñidor perro de guardia, durante el sueño más dulce, antes que el continuo grito de jaque al rey, ya sea originado por alfiles, caballos u otras bestias.
EL OBISPO. ¿A quién se le ocurrirá esto?
LIEBETRAUT. A un hombre, por ejemplo, que fuese débil y tuviese la conciencia fuerte, cualidades que con la mayor frecuencia van juntas. Llámase esto un juego real, y dicen que fue inventado para un Rey, quien recompensó espléndidamente al inventor. Si esto es cierto, me parece que lo estoy viendo. Vendría a ser un hombre menor de edad, en inteligencia o en años, y estaría bajo la tutela de su madre o de su mujer; la barba la tendría como un bozo, y alrededor de las sienes algunos pelos rubios; flexible como un retoño de sauce, y aficionado a jugar a las damas con las damas, no por pasión ¡Dios nos libre!, sino por simple pasatiempo. Su preceptor, que era demasiado activo para sabio, y demasiado rígido para hombre de mundo, inventó in usum Delphini este juego que tan bien se compadecía con Su Majestad, etc.
ADELAIDA. Vos deberíais rellenar las lagunas de nuestras crónicas. ¡Jaque al Rey! y hemos concluido.
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Antonio Gude 09:12, noviembre 07, 2011
Gracias, Mariano. Eso me parecía.
Mariano García Díez 23:27, noviembre 06, 2011
Solamente comentar que Adelaida con quien está jugando es con el Obispo no con Liebetraut.
Antonio Gude 21:32, noviembre 03, 2011
¡Bravo!
Anonymous 21:31, noviembre 03, 2011
Adulador:¿En que se compadece el ajedrez con su majestad? ¿Cuántas veces un «simple» peon no ha arrodillado al Rey?
Jairo
Anonymous 21:24, noviembre 03, 2011
Poema Persa:
A aquel que cínica risa expresa
Y censura nuestro ajedrez favorito
Conozca que es destreza y ciencia en si mismo,
Es buena distracción de la tristeza .
Cuida las ansias del amante
Es buen medio para apartarnos de excesos
Aconseja al guerrero en su arte
Cuando los peligros amenazan, y del temor son presos
Y todavía cuando más lo necesitamos
Nos acompaña en nuestra soledad.
IBN UL MUTAZZ. Circa 1038
¿En que se compadece el ajedrez con su majestad? ¿Cuántas veces un «simple» peon no ha arrodillado al Rey?
Jairo
Antonio Gude 20:56, noviembre 03, 2011
¿Por qué adulador, Jairo?
Anonymous 20:43, noviembre 03, 2011
Las palabras de Libetraut bien podrían enmarcarse como típicas del adulador profesional.
Jairo
Antonio Gude 17:15, noviembre 03, 2011
Sí, señor, la técnica (aunque sea de medioprincipiante). Entre el señor más inteligente del mundo, que acaba de aprender las reglas y jugar unas cuantas partidas, y otro señor que lleva varios años jugando y ha estudiado un par de libros, ¿quién ganará? (No me lo digas: conozco la respuesta).
Catulo 17:08, noviembre 03, 2011
Todo ello es por esa extraña nexo que se ha establecido en el imaginario colectivo entre la inteligencia y el ajedrez como si ser bueno o malo jugando al ajedrez indicara que somos listos o más bien tontitos. Si supieran que el ajedrez es en un porcentaje muy elevado tener práctica y haber visto mil posiciones iguales…
Antonio Gude 16:18, noviembre 03, 2011
Así es. A estas alturas ya podemos sospechar que a quienes encuentran tantos defectos al ajedrez (que no le encuentran a otros juegos más livianos, como los naipes) tal vez su irritación provenga de cierta torpeza ante nuestro tablero: los Poe, Unamuno, Cela (gente, por cierto, habituada a destacar en arte o filosofía). Es decir, que les cuesta asimilar que el ajedrez, en pocas palabras, se les resiste…
Catulo 14:50, noviembre 03, 2011
No conocía el fragmento aunque sí me sonaba la frase de «el ajedrez es la piedra de toque del cerebro». Buena selección, Antonio. Me ha hecho mucha gracia que el futuro perdedor es el que ridiculiza el juego y lo menosprecia. Freud le llamaría a esto un mecanismo de defensa ante la frustración (de la derrota venidera). Goethe sabía escribir, ya lo creo.
Me recuerda al fragmento aquél de Los crímenes de la calle Morgue, de Poe, donde viene a decir que en el ajedrez no gana el más inteligente o perspicaz sino el más concentrado. Todo este tipo de argumentos siempre me han hecho pensar que Poe no debía ser muy bueno jugando al ajedrez, jeje.