ajedrez, noviembre 24, 2011

¿Y si hablamos de BRONSTEIN? (2)

El hombre del tiempo

«El tiempo… ¡es un tipo de cuidado!»
Alicia en el País de las maravillas

Podemos entender a los jugadores de torneo:
necesitan ganar puntos y nadie quiere perder,
de modo que ¿por qué asumir riesgos? (…)
Pero si los grandes maestros pretenden
exhibir su creatividad (sí, creatividad ¡y no
resistencia atlética!) y ser admirados por el
público, deben adecuar sus competiciones
a las fórmulas deportivas vigentes.
David Bronstein

Durante años, un hombre, o digamos, un profeta pregonó en el desierto: sus palabras no fueron escuchadas. ¿Para qué tanto tiempo de reflexión? («La intuición se deteriora, la imaginación se anula al no recibir estímulos adecuados y la capacidad de asumir riesgos queda irremediablemente perdida»). Démosle vivacidad al juego, olvidémonos de los aplazamientos, tan mediatizados por segundos y por segundos de segundos… Ajedrez rápido, partidas simultáneas con el mismo adversario, economización del tiempo… Los argumentos esgrimidos eran: el desarrollo de la teoría hoy (incluso ayer, desde los sesenta) es enorme, el profesional debe ser creativo y sacar a relucir sus ideas sobre el tapete, si pretendemos que el público acuda a presenciar nuestras competiciones. Conclusión: hay que jugar más rápido, cuando el deporte profesional se practica hoy sin aliento.
Años después, el panorama del ajedrez de competición se ha modificado radicalmente, y nuestro hombre sólo ha sido recordado por algunos, mientras que la mayoría no recordó (o no quiso recordar) su nombre, la persuasión dialéctica de sus palabras y el triunfo de sus ideas. Desde finales de los ochenta se ha popularizado sobremanera el llamado Active Chess (30 minutos por jugador y partida) y su íncubo (25 minutos), e incluso los torneos de una hora por jugador para toda la partida. Los torneos semirrápidos proliferan en todo el mundo con gran éxito popular, y las partidas aplazadas se han erradicado prácticamente. Bronstein consiguió imponer en el tablero profesional la mayoría de sus ideas y justo es que se le reconozca. Él enfatizó como nadie (aunque no todos lo compartamos) en una visión idealizada de los apuros de tiempo, y de la optimización del juego en tal situación: «En apuros de tiempo cada jugador actúa de acuerdo con su inclinación, capacidad y talento. Al que le gustan las combinaciones confía en ellas, el que tiene fe en su capacidad defensiva, se defiende, y el que cree en los valores materiales, captura peones.»
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1 comentario

  1. Hugo 20:48, noviembre 24, 2011

    Es usted lo mejor que me he encontrado en el mundo del ajedrez, muy ilustrativas tus entradas sobre Bronstein, un fuera de serie, como usted.

    Saludos